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jueves, 22 de diciembre de 2011

Luján de Cuyo – Mendoza (30 de junio de 1968): Encuentro cercano de un trabajador de YPF. Artículo de la revista 2001 enviado por Rubén Mansilla.

Es la visión de un obrero de YPF. Hoy se esconde, lo amenazan. Fuimos a buscarlo.

Fuente: Revista "2001" Nº 3

Fecha: 1 de noviembre de 1968

Material enviado por: Rubén I. Mansilla

Mar de Ajó – Argentina

makiran@infovia.com.ar

Transcripción: Carlos Alberto Iurchuk

iurchuk@netverk.com.ar

Había que reconstruir pieza por pieza. Volver a vivir aquel día en que un técnico de Yacimientos Petrolíferos Fiscales había tenido una visión similar a la de Villegas – Peccinetti. ¿Fue realmente igual? ¿Cómo sucedió? ¿Por qué Núñez se negó a revelarlo, y lo hizo después que V-P fue dado a publicidad?

Hicimos lo posible por encontrar una respuesta. Y quisimos ver a Núñez, preguntarle, pedirle que narrara con lujos de detalles lo que aconteció esa noche del 29 de junio, cuando bajaba las escalerillas del tanque 98, con muestras de fuel oil. Pero no lo encontramos. Quisimos dar con él, recorrimos Luján de Cuyo. Inútil, no estaba. A lo sumo, su suegro, el señor Porreta, dueño de un quiosco en esa localidad, fue parco al dar explicación: "Estuvo encerrado una hora con un directivo, y le dijeron que si hablaba lo despedían". ¿Es verdad? Lo cierto es que en la casa de Núñez – en la calle Taboada, de Luján – una señora morocha, bajita – suponemos su esposa – se negó a dar el paradero. A lo sumo indicó vagamente una Clínica (resultó el Policlínico de YPF), pero ese día, sábado a la mañana, no funcionaba.

Luego llegaron versiones hasta 2001 de que estaba "escondido", según vecinos, en la casa del suegro. Allí, una señora que se identificó como su suegra no supo dar explicación. Documentamos fotográficamente los lugares, extrajimos lo que pudimos de Porreta, y nos volvimos a Mendoza. Cercanas, las instalaciones de la destilería de Yacimientos Petrolíferos Fiscales eran ajenas al episodio. Todo seguía siendo allí como de costumbre. Pero en nosotros flotaba una duda: Núñez... ¿dónde está?

La única versión

Visitamos las destilerías. Es decir, miramos por fuera y observamos con detenimiento el lugar. Estaba extremadamente vigilado. "Primero tiran y luego preguntan", confesó un vecino a 2001. Así parece ser. No es para menos. El petróleo surge a una temperatura tal que, cerrando un solo tubo o paso del mismo, puede volar la destilería y Luján de Cuyo inclusive. Para visitar la misma es necesario manejarse con una serie de tarjetas perforadas que controlan el momento y ubicación del visitante desde que entra hasta que sale. En las inmediaciones no se puede acampar, hacer fuego o realizar excursiones. Este tipo de actividades está absolutamente prohibido. Y, fundamentalmente, ningún avión o aeronave puede sobrevolar el lugar.

Paulino Núñez, cuarto año nacional, encargado de recoger las muestras para el análisis químico de los tanques, casado, con tres años de antigüedad en el puesto y asombrosa puntualidad, trabaja allí.

Esos fueron los datos que recogimos. Pero había que dar con alguien a quien Núñez le hubiese contado lo que sucedió esa noche. ¿Quién? En Mendoza, muchos eran amigos del técnico de YPF. Y muchos, también, los que se negaban a hablar. ¿Por qué? ¿Acaso, relatando lo sucedido, el protagonista se iba a ver perjudicado?

Victorio CorradiObtuvimos respuestas vagas y evasivas. La versión integral del hecho siempre fue eludida por quienes entrevistamos. Hasta que dimos con Victorio Corradi – estudiante universitario, miembro del Centro de Investigaciones Espaciales de esta ciudad.

"Me enteré de que Núñez estaba dispuesto a contarlo todo, luego de lo sucedido a Peccinetti y Villegas – confiesa Corradi – por medio de un amigo común. Se hallaba convaleciente en el hospital a causa de una delicadísima operación a los riñones. Entonces, fui hasta allí y lo entrevisté".

Lo que sigue, es la versión detallada y minuciosa de lo que Corradi logró en esa entrevista. Es la única completa que logramos detectar en Mendoza. Y la seriedad de Corradi avala esta afirmación.

Voces al amanecer

"Yo me hice cargo del puesto esa noche. Antes pasamos por revisación médica por la índole del trabajo, dado que llevamos muestras al laboratorio. A las 22 horas del 29 de junio comencé el recorrido habitual. A las 23 horas tomé la camioneta y me dirigí al parque de tanques de la planta de almacenaje. El trabajo de rutina comienza a esta hora. Llegué al tanque 98, que tiene unos 45 metros de alto y contiene Fuel-Oil. Me quedé hasta las 0:30 realizando la tarea. Sí. Este no era el único tanque a mi cargo; hay más.

Subí por una escalera que tiene un solo descanso. La misma rodea al tanque. Al terminar de recoger muestras, veo desde arriba que hay personas abajo, que se mueven. No me llamó la atención, pues a veces pasan muchos obreros dirigiéndose a sus lugares de trabajo. Es más, a esa hora entran los soldadores. No le di importancia.

Como de costumbre, descendí de espalda (es decir mirando hacia el tanque), hasta que llegué al descanso y me doy vuelta.

Fue allí, en el descanso, que al mirar comprendí que algo anormal estaba ocurriendo. Me encontraba a unos 4 metros del suelo. Efectivamente, alcancé a divisar dos personas abajo. Escuché una voz, a la vez que comencé a sentirme incómodo del estómago para abajo. Tenía un timbre latoso, como si alguien me hablara a través de una ‘lechera’. Es castellano, escuché lo siguiente: ¿LOS CONOCE? ¿LOS CONOCE?

Quise moverme y no pude. Estaba paralizado. Sólo tenía libres los ojos y la mente. Es decir, conservé perfectamente mi lucidez.

DibujoVi una luz, que partía de un aparato luminoso, pero mi atención se centró en quienes me hablaban. Estaba tranquilo, no tenía miedo (señala aquí que estaba apoyado en el descanso y tenía las muestras en la mano). Eran bajos, con la cabeza un poco más grande que las nuestras. Su vestimenta era como la de los ‘acuanautas’ y les cubría hasta la cabeza. Tenían una pantalla en la mano, que les tapaba el tórax, pero pude ver bien el resto del cuerpo. Esta pantalla era circular, como hueca, y tenía algo al lado, como si fuera un aparato o cables.

Seguía escuchando la vos ¿LOS CONOCE? Y allí, en ese ‘televisor’ – con figuras en relieve – vi algo. Ellos me señalaban el interior con una mano. Sí. Algo había allí.

Primero alcancé a ver una escena típica de cualquier ciudad, pero sin edificios, iban hombres y mujeres por la calle. En ese momento, la voz me dijo: MUCHOS DE ELLOS ERAN COMO USTEDES, MUCHOS MAS SERAN COMO ELLOS, MUCHA GENTE EN EL MUNDO VERA (o dirá) LO MISMO QUE USTEDES, DE ESTO VOLVEREMOS A HABLAR...

Al fondo de la calle había una neblina que hacía resaltar los vestidos de las personas – noté que no había ni árboles, ni pájaros, ni animales, ni niños – los hombres, eso sí, estaban todos vestidos igual, de un azul oscuro, fuerte, llamativo. Las mujeres lucían colores distintos. Lo pude ver bien. Es más, los hombres vestían pantalón y saco (sin corbata) y estaban peinados todos iguales. Eso es todo. Me desperté en los brazos de González".

Hasta aquí lo relatado por Núñez a Corradi. Pero fuimos más lejos.

Y pudimos saber otras cosas. Una de ellas, por ejemplo, es que Núñez bajó del tanque, tomó la camioneta, llevó las muestras correctamente al laboratorio (esto no lo recuerda) hasta que se encontró con González. Allí, despertó. Luego, comentó lo sucedido con su amigo. Convinieron en guardar el secreto. El caso V-P lo llamó a la reflexión. Lamentablemente, 2001 no encontró a Núñez. Por eso, aún queda en nosotros la pregunta sin respuesta: ¿DONDE ESTA?

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